El 28 de junio no es una efeméride más. Es una fecha que conmemora una revuelta contra el abuso, la marginación y la represión. En Euskadi, como en tantas otras partes del mundo, esta jornada nos convoca a tomar las calles, pero también a mirar de frente una realidad actual muy compleja: la normalización de los discursos de odio, la resistencia activa del movimiento LGTBIQ+ y la necesidad urgente de sostener una mirada feminista, interseccional y solidaria.

Euskadi: avances legales, desafíos sociales

Es cierto que en el marco vasco se han dado pasos importantes. La existencia de leyes como la Ley 14/2012 para la no discriminación por motivos de identidad de género o de la Ley para la Igualdad LGTBIQ+ en el conjunto del Estado español ha supuesto avances formales en la protección de derechos. Pero los avances jurídicos no siempre se traducen en transformaciones culturales y sociales profundas.

Hoy en día, en Euskadi, se dan agresiones LGTBIQ+fóbicas. Las redes sociales se han convertido en espacios fértiles para el odio, disfrazado de “libertad de expresión”. Las calles, los entornos escolares o laborales aún son lugares inseguros para muchas personas del colectivo, especialmente para quienes habitan identidades no normativas: personas trans, no binarias, racializadas o migrantes. Y aún queda mucho por hacer para garantizar una educación afectivo-sexual feminista, inclusiva y transformadora.

Feminismo como herramienta de análisis y acción

Desde el feminismo, entendemos que la lucha del colectivo LGTBIQ+ no es una lucha ajena: es parte de la misma raíz que combate al patriarcado, al cisheterosexismo y a los sistemas de control sobre los cuerpos y los deseos.

Una mirada feminista del 28 de junio implica no reducir el Orgullo a una fecha decorativa o a un evento comercial, sino entenderlo como una herramienta de denuncia, memoria y resistencia. Significa también poner el foco en las desigualdades internas del propio colectivo: el racismo, el clasismo, el capacitismo o el antigitanismo que atraviesan incluso nuestros espacios más progresistas.

El auge de los discursos de odio: un peligro global

No podemos hablar del 28 de junio sin señalar un hecho alarmante: el auge de los discursos de odio en Europa y el mundo. En el Estado español, los partidos de extrema derecha han puesto en el punto de mira a las personas trans, al feminismo, a la educación inclusiva. La negación de la violencia estructural se ha convertido en un argumento político. Se recortan recursos, se cuestionan derechos conquistados, se difunden bulos que alimentan el miedo y el rechazo.

Y en este contexto, es esencial mirar más allá de nuestras fronteras.

Mirar a Centroamérica: solidaridad transnacional

Mientras en Euskadi peleamos por mantener y ampliar derechos, en Centroamérica muchas personas LGTBIQ+ luchan simplemente por sobrevivir. En países como Honduras, Guatemala, El Salvador o Nicaragua, ser visible puede costarte la vida. Las mujeres trans son asesinadas con impunidad, las personas LGTBIQ+ enfrentan desplazamientos forzados, amenazas, discriminación institucional y absoluta falta de protección estatal.

Pero a pesar de ello, los colectivos resisten. Organizan, cuidan, exigen, crean redes de apoyo y espacios seguros. Sus luchas son también nuestras. Porque los derechos humanos no conocen fronteras, y porque el Orgullo es internacionalista o no es.

Desde Euskadi, es imprescindible reforzar los lazos de solidaridad, apoyar el trabajo de defensoras centroamericanas, visibilizar sus voces y rechazar cualquier forma de complicidad con los gobiernos que persiguen a la diversidad.

Mientras haya feminismo, habrá una voz que diga: ninguna lucha sin nosotras, ningún Orgullo sin justicia social.

Gora harrotasuna! Gora borroka feminista eta disidentea!

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